En el corazón de Galicia, un proyecto audaz busca transformar el paisaje y el futuro de Quiroga. Campodola: el puente colgante más alto de Europa no solo aspira a convertirse en una hazaña de ingeniería moderna, sino también en un símbolo de renacimiento para comunidades rurales que enfrentan el desafío de la despoblación. Integrado en un entorno de altísimo valor natural, geológico y cultural, este puente será mucho más que un nuevo hito turístico: será un motor de desarrollo sostenible para todo el territorio.
Un puente entre el turismo del futuro y el pasado geológico de Galicia
Situado en el Geoparque Mundial Montañas do Courel, dentro de la Ribeira Sacra y en el trazado del Camino de Invierno, el Puente Colgante de Campodola permitirá al visitante sobrevolar literalmente la historia geológica de Galicia. A través de una pasarela suspendida a 186 metros sobre el valle, se podrá contemplar el Plegamiento de Campodola-Leixazós, declarado Monumento Natural y Global Geosite, considerado uno de los símbolos del origen tectónico de la región.
Diseñado por el CITEEC de la Universidade da Coruña, este puente contará con una longitud de 650 metros sostenida por catenarias de 850 metros —las más largas del mundo en este tipo de infraestructuras— y sin columnas visibles en sus extremos, asegurando una integración visual respetuosa con el paisaje. Este hito técnico posicionará a Campodola como referencia en infraestructura turística innovadora en España, equiparándose a casos de éxito como el Puente 516 Arouca en Portugal o el puente tibetano de Canillo, en Andorra.
Turismo sostenible y desarrollo territorial: un modelo ejemplar
A pesar de las numerosas inversiones previas en la zona, el municipio de Quiroga no ha logrado frenar la pérdida de población. Este proyecto se plantea como un atractivo tractor que reactive la economía rural mediante un modelo de turismo sostenible en Galicia, basado en el respeto al entorno, la movilidad ordenada y el aprovechamiento de infraestructuras existentes.
El emplazamiento se ha elegido por su accesibilidad natural, gracias a pistas forestales ya abiertas y conexiones por carretera. Además, se implementará un sistema de bus lanzadera desde Quiroga, Folgoso do Courel y Ribas de Sil, que reducirá el tráfico en zonas protegidas y promoverá la visita a museos, comercios locales y otros recursos turísticos de la comarca. Este servicio también beneficiará a la población local, conectando los principales núcleos del territorio rural como si se tratase de una red urbana.

Campodola: El puente colgante más alto de Europa y símbolo de una nueva Galicia rural
Más que una atracción visual, el puente será un catalizador de oportunidades. A través de un sendero circular interpretativo, los visitantes podrán recorrer la aldea abandonada de Campodola, cuyo renacimiento se considera estratégico dentro del plan de revitalización rural. El recorrido incluirá señalética geológica, patrimonio natural y cultural, e iniciativas de recuperación ambiental en zonas afectadas por incendios recientes.
Se espera que esta propuesta tenga un impacto real en el reto demográfico, fomentando el emprendimiento, la formación profesional y la creación de negocios ligados al ecoturismo. El destino se internacionalizará gracias a su ubicación privilegiada en un entorno con tres sellos UNESCO: Geoparque, Reserva de la Biosfera y Camino de Santiago.
Implicación social y modelos de gestión del puente turístico más alto de Europa
El respaldo ciudadano ha sido clave. Desde asociaciones vecinales hasta personas a título individual han financiado parte del diseño técnico, demostrando una implicación ejemplar. La presentación pública del proyecto en marzo de 2025 desbordó la Casa de la Cultura de Quiroga, consolidando una percepción clara: esta infraestructura no se impone, nace del territorio.
La inversión estimada en el puente colgante más alto de Europa es de 4,1 millones de euros, y existen tres modelos de gestión posibles: inversión público-privada con mantenimiento concesionado; inversión pública y explotación privada; o un modelo 100% público, como los de Arouca o Canillo. La previsión es iniciar la construcción entre 2027 y 2028, y abrir al público entre 2028 y 2029.
Inspirado por ejemplos europeos y adaptado al contexto local, este “gigante suspendido” tiene el potencial de convertirse en una de las joyas del turismo rural de Europa. Un puente, en el sentido más amplio, entre naturaleza, progreso y comunidad.

El liderazgo local y la red de proyectos contra la despoblación
El ideólogo de esta propuesta es Juan Luis Vázquez, un profesional comprometido con la recuperación del medio rural gallego. Con una visión clara de futuro, es un empresario comprometido con el desarrollo rural en Galicia, especialmente en la comarca de Quiroga. Como CEO de Tourgalia, ha impulsado diversas iniciativas que buscan revitalizar el tejido económico y social de la región, promoviendo el turismo sostenible y la conservación del patrimonio local. Además, Vázquez es miembro activo de la Asociación Prorural Galicia, desde donde participa en propuestas que combinan innovación, sostenibilidad e identidad territorial.
Su enfoque conecta con una ola de proyectos que están surgiendo en toda Galicia para hacer frente a la despoblación. Entre ellos, destaca la labor de Juan Carlos Pérez Rodríguez, líder del proyecto llamado Aldealista, quien promueve la rehabilitación de aldeas abandonadas con modelos colaborativos que combinan turismo, arte y agricultura regenerativa. También existen iniciativas institucionales como Aldeas Modelo de la Xunta, centradas en recuperar terrenos abandonados mediante acuerdos con propietarios, o propuestas de co-living rural como las de Valdeorras y O Courel, que buscan atraer nuevos pobladores.
Todos estos esfuerzos comparten una misma premisa: el rural gallego tiene futuro si se piensa desde la innovación, el respeto al entorno y la implicación de sus gentes. Sigue de cerca este proyecto que promete cambiar el mapa turístico de España.
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